Inicialmente se especificó que tal atuendo debía ser escarlata o azul real, pero cuando se añadió el verde como tercera opción en 1912, pronto todos los porteros jugaban en ese color. En 1909, en un intento de ayudar a los árbitros a identificar a los guardametas entre el montón de jugadores, se modificaron las reglas para establecer que debía lucir una camiseta de un color distinto al de sus compañeros.