Ante la atónita mirada de los espectadores de aquel encuentro, Cervián, ejerciendo como guardameta, no solo fue capaz de detener de forma heroica el penalti provocado por Valerio, si no que logró realizar otras dos intervenciones de mérito, siendo una de ellas especialmente destacable, ya que fue capaz de realizar una espectacular parada en un mano a mano contra Albert Crusat, jugador que ficharía por el club indálico en la siguiente temporada y que acabaría convirtiéndose en otra leyenda del conjunto almeriensista.